EN VERSO

29.01.2013 19:14

 

(8)

En la playa había

Un cúmulo de cuerpos

Intentando formular

Pensamientos. Yo

Sorteé una ola

Por la parte en que

Emergías. No sé

Qué me puede esperar

Ahora –pensé, y recuerdo

Que pensé-,

Pero “las amapolas crecen

Junto a las vías del tren”.

Nadie miraba entonces, y

Tú surgiste del dolor como

Una aguja para sanar,

Y qué, qué puedo, qué

puedo,

Qué

Decir

Ya.

En la playa,

Emergías,

Cada vez,

Como un ungüento pálido

Que avivaba mi sangre

Y recia se instaló

La sentencia del

Líquido, y, bueno,

En esa playa,

Donde me he extendido

Hasta tocar

Ambos hemisferios

Tú estabas,

Laxa como el Universo

En paz.

Rallentando, se va.

(De "El año del paseante", 2005).

 

 

 

 

EN EL RIO

 

 

El cáliz derramado en

la miel clara de tus años;

no sé decirte cuánto

siento el negro

en tu vida y ese

negro, “que insiste”

sobre alerces y lonas

tendidas

cabe la fría corriente

Tan jóven...

Parece que un ensalmo

de brujas del Norte

te nimbara los ojos

para decir, ahora,

años de luna partera,

que te diesen

en el agua

un hijo nuevo

con que saciar

el aliento de ser,

verso de aurora fría

y sonrisa de luto

para nacer de nuevo.

Veo tus ojos...

(De "Razones para ir a otra parte", 1998, antología, varios autores).

 

 

 

 

Que no se apague la triste, triste,

que siga la vela derramándose,

ceniza, como en la luz

y que los días nuevos

repiquen a vuestras puertas

como lágrima de violines

sobre el rostro de la enamorada.

Que no se apague...

sería la verdad muerta.

Por éso, sobre el dintel

dejad, ya,

una consigna de carne

para el poeta,

para que la viva y

resucite los panes

en la mesa.

¡Ay de ésto útil!

No.

Todas las huídas,

dadle todas las huídas

y que no se apague,

jamás

la triste, triste.

Porque Leda ha de sufrir

para ver

el milagro.

(De "Razones para ir a otra parte", 1998, antología,varios autores).

 

 

 

CINE (la vuelta de la esquina)

 

La salvación a diario ese día

Después de perder su rostro un milenio

La oscuridad de la sala de cine

Fuera de la tragedia cotidiana

A un palmo de la luz

A metros de las caras afiladas

Las voces y los automóviles.

La salvación.

Música, asiento, silencio, butaca, roces.

Abrupto el ser se suaviza,

Se moldea el silencio

Y el momento mientras

Placidamente, uno,

Se ignora.

Pasa un tren de fruta.

Luego, de la cueva

Emerge un “libertariano”

Con sonrisa

Que ignora,

A menudo

El soporte

Que mece

El aire

De

            La

                        Vuelta

 

                                               De

                                  

La

 

            Esquina.

           

(De "Magma", 2001).

 

 

1

 

La fiebre atrapa mis pies entre las dunas,

Quieta aspiras el humo de la arena

Desierta,

Como nada lo había estado hasta

Entonces,

En ambas manos:

Hemos perdido la referencia triste

De lo que otros hacen y

Como mudos desnudos abiertos salinos

Vamos.

En la gramola como en el estómago ácido

De whisky tu alma oleaginosa pide y

Encuentra el requiebro de los valses

Y un bailarín que desentrañará mejor

Nuestras soledades.

Como un comediante

De ímprobas maneras de amar, yo

Te leía restos de galeones en los pies

Desnudos y en medio de este desierto

Huesos y huesos aparecían

Nos miraban

Te seguían,

Y son

Mi cañada alegre y tu vasta señal de

Duda, no, mi amor,

Hasta que concluya esta vuelta, este baile,

Pídele a otro que te rubricará un palé de

Mudanza en la espalda que besa mi

Boca, oh mujer, con

Esta necedad podemos dejar todos los

Caminos ya, tú sabes que yo sé

Adentrarme y que nada me asusta:

En esta arena azul la luna no

Pedirá nada a cambio.

Pedir, dar, la misma palabra. Miseria.

Te sigo.

Anades locas pululan por mi cerebro ido

Y en medio de la bruma, sin duda

Londinense, para un amigo

he ido a buscarte,

Por otros amigos, a salvarte –dicen-

¡qué más da ya, si soy un condenado!

Y condenado a vivirte con la máxima

perfección.

 

(De "El año del paseante", 2005).

 

 

 

RUMBO OESTE                                                                                                                                 (FGL viaja, por mar, hacia Nueva York)

 

 

Aún no ha nacido la palabra,

todavía se mece en mar de ópalo,

en la curva interior de su frente :

es el momento de la densa espera.

 

Acaso el arpa derribe miríadas

de estrellas

esta noche,

acaso surja

en la voz languideciente de las kores...

 

Aún,

sin embargo,

tiembla la nube al sol

                        colgada de paraíso;

aún

es hora.

 

La mano no establece sus conclusiones.

 

Pero aún,

por cada pequeño detalle

ella vuela,

 vuela

en la loca necedad del descreído.

 

Vuela,

            Vuela,

C

A

E.

           

A PLOMO

sobre silencios negros

A PLOMO

                        de música

A PLOMO

a espaldas del Universo.

 

Empero nada.

 

Sin objeción    posible.

Sin objeción    alguna.

 

Rumbo Oeste,

 

por su sién de poeta.

 

(De "Magma", 2001).

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